A CHINTO Desde la montaña de la nostalgia, te escribo esta carta. Las voces entrañables de seres queridos, recorren ya sin prisas el río imaginario que llamamos más allá. Hoy te sumaste a ellas y desde este pináculo de incertidumbres, de pérdidas y ganancias en anárquico equilibrio, desde este saco repleto de insuperables vivencias del ayer, trato sin éxito de hilvanar la razón de tu inesperada ausencia. Pero las razones son sólo argumentos falsos cuando la pena es más grande que el verbo. Por eso hoy, las palabras no bastan. Y por eso hoy quiero dejarte este silencio… Te fuiste antes de tiempo… Y mira que no pregunto por qué. Prefiero repasar el pasado. La prisa no era piedra en el zapato… Lo recuerdas? la juventud era el derroche de energía las causas nobles suerte de comodato que nos gastamos alegres sin pensar en el contrato con la vida soplo veloz suprema oportunidad milagro tras milagro Hoy este dialelo es sólo un remedo de lágrima, una despedida tierna, beso tibio en la frent
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor