En una noche de "cruces sobre el agua" dejaste de respirar y cerraste tu ventana al mundo cuando tus ojos chinitos se durmieron para siempre. Encendiste tu propia cruz de cara al cielo. Abrazado a tu soledad, te despojaste de todos los dolores terrenales y te elevaste a alturas sublimes, inalcanzables. Hoy la luna llena se esconde entre las nubes, tal vez no lo sepas pero su reflejo te espera en cada esquina del planeta, con la esperanza de ver pasar tu nave azul y escapar contigo en ella. Recuerdo que transitaban por tu pecho los dolores ajenos y te las arreglabas para hacerlos viajar hasta tu mano izquierda y convertirlos en poemas. Te recuerdo sentado en mi falda, dormido en tu cunita, caminando a la escuela, recortando munequitos de papel para pegarlos en una esquinita de la tarea. Recuerdo tu ternura y tu melena hermosa, tus manitas y tu voz. Recuerdo las manos de tu madre abotonando tu camisa. Pero sobre todo, recuerdo tu sonrisa dulce, esa que ilumina por siempre el ca
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor