EL SOLDADO el hombre de cristal decoraba su libro entre nubes de pólvora armaba el rompecabezas del amor universal buscando una salida al laberinto que llamamos paz agonizaba entre esperar o avanzar entre un par de botas sucias y un casco con licencia para disparar el hombre de cristal rompió a llorar quebró su propio cuerpo a la hora de matar porque no hay tregua para el odio se fue a pelear una guerra que no entenderá jamás cual cíclope de bigotes con garras vivió sangrientas batallas descabezó multitudes arrancando de raíz montañas desangrando ríos idolatrando metrallas porque los que vuelven no regresan vivos su madre lo dio por muerto antes de abordar el barco que lo transportó a otro puerto porque no hay espacio para la ternura entre los campos minados cuando se fue era poeta hoy solamente es soldado pero las guerras pasan y aunque sigan retumbando en sus oídos las voces de los cuerpos mutilados llega el tiempo de volver a confrontar el pasado hoy meditando en la estancia un hé
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor