Ir al contenido principal

LA CARTA DE MARISABEL

(Foto: "La Pili" Oleo sobre tela por Patricia Velasquez de Mera, Cherry Hill, 2004)

La Carta de Marisabel

Su voz sonaba rara cuando dijo “pare!”, pero no me importó… la sentí como mía, como si brotara desde el fondo de mi ser y viajara con familiaridad por mis cuerdas bucales para perderse en el aire en forma de palabras… Tal vez mi voz es rara. Al escuchar su acento, una sensación de plenitud alumbró mi sombra, como que me completé al descubrirlo. Sentí que ése era el hombre que había estado esperando junto a la ventana de mis ojos, desde el día en que nací…

El pasó de largo, ni siquiera me miró. Avanzó como sobre nubes, visiblemente emocionado y al llegar al andén del tren, se fundió en un suave abrazo con otro hombre de características físicas muy similares a las de él. Luego del saludo, se acariciaron hondamente con los ojos y subieron al tren tomados de las manos.

A veces, cuando pienso en esa tarde en que creí brevemente, haber encontrado al hombre de mis sueños, sonrío con nostalgia al escuchar el chaca chaca del vehículo a punto de llegar a la estación. Es claro que en ocasiones uno se forja utopías y las arrastra por la vida en una especie de ceguera. La gran mayoría de los sueños, nada tiene que ver con la realidad. En mi caso, una realidad empapada en cada corner por la presencia de alguien que se bajó de otro andén y se cruzó conmigo en el metro. Alguien, que como el polen transportado por el viento, de manera natural se coló en mi paisaje en el momento preciso, para que escribamos nuestra línea compartida del teatro de la vida.

No sé si al fundir mi rutina con la de él, concluí mi búsqueda o si estas letras constituyen una especie de agazapada esperanza, una traición imaginaria a mi compañero de ruta. No sé si juntos desperdiciamos el día a día mirando por el balcón en espera de un relámpago azulado que nos permita renacer. Ni siquiera sé si ese sentimiento existe, aún cuando lo tenemos bajo nuestros ojos con sus trenzas brillantes y desayunos frugales, fiebrecitas pasajeras y tareas escolares. No sé si sabemos que el amor duerme bajo nuestro techo cada noche, no sé si comprendemos que de flores, canciones, cenas y paseos de nuestros primeros encuentros, el mapa se tornó en carne viva en cada pedacito de ser de nuestra hija, quien ya se asoma al balcón con su sonrisa resplandeciente, copiando nuestros errores, quizá soñando en ver pasar un día, asomado a la ventana del tren, al hombre de sus sueños…

No sé cómo decirle que si espera por el tren de la foto inalcanzable, el de ella, se le puede escapar.

No sé cómo explicarle que el polen simplemente vuela, que no sabe de horarios, de boletos del metro, sólo de primaveras y direcciones del viento que a veces, se cruzan en el tiempo.

© Patricia Velásquez de Mera

Entradas populares de este blog

EDDIE CHIANG

Hace un cuarto de siglo Eddie Chiang Espinoza ya estaba cantando… Empezó a hacerlo hace cincuenta años, en el vientre materno. La adolescencia lo sorprendió abrazado apasionadamente a una guitarra. Una de las voces más exquisitas de la música popular en el Ecuador, Eddie se compenetró con su destino de cantante desde muy joven, comprendió que la tarea no sería fácil pero sería hermosa, supo que con su voz podía encarnar al poeta, al compositor y aportar con su interpretación impecable para formar un trío de un sólo hombre, una amalgama de técnica, ternura y pasión con la cual llegaría a tocar el alma de todo el que haya tenido el privilegio de escucharlo. El título de su primer long play "INTIMIDAD" sin duda marcó su trayectoria Su canto es siempre íntimo, se le hace fácil llegar por el oído al corazón del público. Su voz fluye naturalmente, como cuando el pintor se para frente al lienzo y las imágenes empiezan a plasmarse solas, a cobrar sentido, a tener una razón de ser s

Quito

Quito trinchera de luz desde los gélidos pechos  de tus volcanes dormidos desde los parques alegres de tu casco colonial eres Quito señorial la capitana de todas las ciudades que enarbolan el escudo nacional Quito soberana cita andina  donde el humano camina entre política y sal entre el granizo y la gloria de una infatigable historia en pos de la libertad Quito cajita de música  con vestido de española añorando serenatas de romántico pasado entre ponchos de colores canelazos y poetas que brindan por tus nevados de pie en la mitad del mundo patrimonio cultural estás Quito monumental florecida e ingeniosa  jugando a la arquitectura uniendo el ayer y el hoy bajo la venia de Dios en tu cara reflejado Dagor 1988