hoy he visto a Pinka
la he visto con los ojos del pasado
busqué su sonrisa
que a pesar del desconsuelo
el tiempo no ha derribado
en el camino del cáncer
se le encogió el pecho
se le creció el alma
se le doblaron las piernas
mas ella persigue el sueño
volando como estrellita
en noches de luna llena
robándole la esperanza
a cada paloma blanca
hoy
peleando con la distancia
para poder abrazarla
sacándole brillo a mis alas
le di la vuelta a la almohada
cerré los ojos rezando
y Pinka
trencitas de colegiala
se me coló en la mirada
pendiendo del cuello
llevaba un rosario
cuentagotas de dolor
piedra por piedra
ay ay ay
tormento que la acorrala
cuando quiso ponerse de pie
a saludar mi llegada
la ley de la gravedad
le secuestró las vértebras
terroristas contaminadas
desertoras agazapadas
engrosando las filas enemigas
pues cuando más las necesitaba
se le pusieron de espaldas
para atravesar la estancia
camina en silla de ruedas
deja volar los suspiros
y se arrima a la ventana
por donde pasan los árboles
las cometas y los niños
las mascotas del vecino
y los recuerdos que matan
sus ojos casi no cantan
las lágrimas de nostalgia
con frecuencia se le escapan
mientras extraña sus piernas
que dormidas en la falda
no la llevan de la mano
al parque frente a su casa
todo se desintegra y difumina
lienzo naturaleza vida
nuestras manos diminutas
son apenas luciérnagas fugaces
reflejos de luz solar
tan brevemente gozada
Pinka
se te rompió el sueño
se fracturó mi esperanza
yo quería llevarte al mar
a las montañas más altas
recorrer bosques nevados
con melenas despeinadas
colgarnos de algún ciruelo
compartir una cocada
un columpio cien domingos
meternos a un laberinto
por donde juntas volver
a navidad en la infancia
© Patricia Velásquez de Mera
Diciembre 2007