Agosto 26 de 2012
CARTA A PINKA
Contemplando tu retrato, descubro nuevas pecas en tu rostro. La traviesa intensidad de tu mirada, me abraza. Cuántas cosas se quedaron truncas cuando tuviste que partir aupada por el dolor, a ese viaje sin retorno. Tus fotos ya enumeradas, arregladas por estaciones, sonríen en todo momento. Me basta abrir tu cuaderno de poemas, ojear las evoluciones de tu mente y de tu corazón en ellos, para saber que sigues entre nosotros.
Al fondo de cada taza de café que compartimos, quedó nuestra esencia con aroma de amor indisoluble. Cada confidencia, cada canción de juventud, valieron la pena.
Ahora el Barcelona lidera el campeonato, tus nietos van creciendo y las mías han llegado. En cada uno de ellos, hay un poquito de tus pasos y de los míos. Hay algo de esa herencia bendita que tuvimos el privilegio de conllevar. Es decir, que cuando me toque alcanzarte, seguiremos habitando en ellos, girando sin parar en el paisaje del planeta.
Hoy es tu día… el 26 de agosto siempre será tuyo. El domingo campea mientras el sol le borda encajes a las plantas del jardín. Y aunque habites muy lejos, moras en mi pecho, en mi taller y en mi mente, y sé que disfrutas de los rosales, del helecho, del desayuno, del diario de fin de semana. Sé que nos bendices con tus insuperables lecciones de fe.
Feliz Cumpleaños, Pinka
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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