Empinando la nariz por la ventana de la cocina, es fácil sonreír. Detrás del cristal aguarda con majestuosa timidez, como princesa, una pequeña rosa que apenas abre sus pétalos a los besos del sol. Cuando el viento sopla, parece divertirse cual niño en parque infantil, se hamaquea sin prisas saboreando el paisaje, respondiendo como hada a mi mirada absorta. Cuando la lluvia llega, se inclina llena de gracia en dirección al charco que se forma a sus pies… Frente a su silencio sublime, encuentran respuesta las tribulaciones, se visten de luz los espacios grises del pensamiento, se llenan de fe los verdes campos del sentimiento.
© Dagor PVV
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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