Hace unos días me dijo uno de mis hijos “Mami, en mi trabajo todas las personas son buenas”. Me pareció maravilloso que él pudiera trabajar en un ambiente tan positivo. Pero sobre todo me pareció extraordinario que él tuviera un concepto tan generoso sobre los demás, porque me estaba dando la seguridad de su propia bondad.
Así, valga la comparación, cuando alguien cree que todo el mundo a su alrededor es capaz de inmoralidades, realmente se pone en evidencia.
Siempre vuelvo a esa frase sabia: “todo el mundo juzga por su pecho, el ajeno”.
(Dagor)
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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