Hoy al entrar en una tienda de materiales a comprar brochas, me encontré con un lienzo enorme que me llamaba a gritos. Por supuesto que nadie más podía escucharlo. Lo vi desde lejos, me le fui acercando despacito ante la mirada sorprendida de mi hijo Fernando, y cuando estuve junto a él, lo abracé emocionada. Una historia escapaba de su superficie aparentemente blanca y vacía, un poema de libertad que se ha quedado repicando entre mis sienes. Hoy voy a soñar con ese lienzo, le voy a escribir una carta de todos los colores sobre su corazón guerrero para que la cante apenas salga el sol. (Dagor)
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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