Abril 30, 2013
Entre los jardines que circundan mi corazón, se quedó a vivir tu sonrisa inolvidable. Aprendí mucho de tus manos que todo lo sembraron para que otros cosecharan. Pocos comprendieron tu generosidad, ahora es claro, las llevabas vacías para poder abrazarte a Dios sin impedimentos. Mujer de ojos verdes como la más bella de las campiñas, todos los recuerdos que dejaste, son lecciones que alumbran el camino de la familia que tanto amaste. Hoy, luego de treinta días de tu vuelo sideral, voy a plantar un árbol en tu nombre, voy a escribirte un poema y cantaré tu canción para que me escuches desde tu nube invisible. Juntas, vamos a celebrar tu libertad infinita…
© Dagor
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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