A esos que esconden la mano para no compartir el pan del altruismo y del respeto a sus semejantes, a los que juzgan sin saber, sin escuchar; a los que transpiran egolatría y soberbia, que en plena Navidad cierran su puerta y dan la espalda a quienes la necesitan abierta; a aquellos que se blindan detrás de murallas para ignorar el dolor ajeno; a los enfermos de arrogancia y deslealtad, a ellos va dirigida nuestra compasión y nuestra esperanza de que superen su pequeñez, en esta noche de diciembre.
© Dagor PVV
nada soy o soy tan poco como una maceta discreta que olvidada y solitaria observa desde la ventana los transeúntes que pasan apenas soy en mi estancia la esquina fortuita de una casa ubicada en cualquier manzana poeta desencantada tomando notas fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas para poder reflejarlas entre los versos del alba mientras los zapatos sangran por calles imaginarias largas calles no empedradas plagadas de dolor de desesperanza eso soy o no soy nada una huida permanente un paso en el andén constantemente un atardecer lleno de nubes sobre la playa de los indolentes nada soy o soy tan poco transparente anacoreta pintando sobre muros invisibles los rostros de otros bardos que no calzan en las listas repetidas en las alfombras purpúreas de los mercaderes de la humanidad Dagor Ab...
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