Domingo 16 de septiembre de 2007 “He llegado a la conclusión de que la vida es círculos, de que todos somos círculos. Ahora también he empezado a sentir como que soy una piedra en un camino de espirales. Pero usted no me haga caso, las mías son palabras indescifrables de vieja, palabras que comprenderá si llega a mi edad…”. Se acariciaba el cabello plateado con un peine gastado que había pertenecido a su progenitora. Parecía poder visualizar el peine y con sonrisa de complicidad, como si pudiera ver en dónde se posaban mis ojos, comentó: “Era de mi madre, bello, verdad? Dígame por favor, exactamente de qué color es ahora y si todavía brilla. Son tantos años en este edificio sin luces…”. “Oiga niña, yo quisiera verla, acérquese, deje que le toque el rostro… Me la imagino de mejillas rosadas y de dientes grandes. De qué color es su mirada? No es como el mar porque cuando se me acerca no escucho los tumbos reventando. No es como el fondo de un túnel porque no se oye el eco de mi voz…”. S...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor