entre pinos encantados galopa la naturaleza hay un cardenal pensativo que se mece en una rama mientras mi ventana sin prisas se despereza el ciprés silba bajito parece como que reza sábado de cielo azul canción de lo infinito sábado para soñar para dejarse llevar por el humo del café desde un pacífico rincón de mi cueva suburbana la leña cruje su calor abraza al filo de mi taza se posa la flor de la memoria y mientras cruza una ardilla también camina mi historia Dagor
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor