En diciembre el tiempo se comprime y el paisaje se enciende. Como el bosque se desviste, la luna no tiene donde esconderse y se aferra a mi ventana. La nostalgia se estira en guirnaldas inocentes que iluminan los caminos. La palabra paz se pone de moda, los niños estrenan zapatos, los adultos se vuelven niños para estrenar zapatos, para enamorarse de un árbol de luces, para soñar... (c) Dagor Diciembre 1, 2010
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor