a veces me envuelve la tristeza hilo transparente que circula sobre mi corazón y mi cerebro como luciérnaga solitaria en larga noche de luna a veces las estrellas me hablan mapa de luz dibujado sobre el cielo antigua lejana sabiduría cuadro abstracto a la distancia cada una de ellas estira mi congoja pero no la cura y se disuelve silenciosa al amanecer en forma de sol a veces quisiera alcanzarte para poder alcanzarme a veces me pesan los pies de tanto caminar sobre mi propio eje sin llegar a ninguna parte a veces ni la ternura basta a veces vuelve a mi memoria el viejo reloj de la casa de la infancia ícono del tiempo pared marchita que se hizo polvo como el camino de la esperanza péndulo que cuelga del aire de la memoria del ayer de la nada Dagor PVV
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor