El otro día escuché la conversación de dos viejos amigos imaginarios. Tenían mucho tiempo sin verse y el uno le pregunta al otro “a qué te dedicas”? El otro responde “soy poeta”. El amigo le contesta “yo también soy poeta porque cuando tenía quince le escribía versos a mi novia, uno de estos días los publico en un libro”. El poeta se queda pensando y le dice “Y tú a qué te dedicas”? “Yo soy médico”. “Ah”, dice el poeta, “yo también soy médico”. El doctor gratamente sorprendido pregunta, “cómo, tú también estudiaste medicina”?” No”, responde el poeta, “cuando tenía quince le curaba las espinillas a mi novia, uno de estos días inauguro una clínica de la piel. © DAGOR PVV
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor