Susana Enriqueta Triviño i Triviño REQUIEM POR UNA MAESTRA llegaba puntual extendía el silabario sobre la humilde mesa y hurgando en su maleta como en arte de magia saltaba al escenario la libreta tomados de su mano los niños recorrieron ese mundo infinito que se esconde en los libros que les cambia la vida que les nutre la senda trazando jeroglíficos jugando en la pizarra los pupilos traviesos dibujaron las letras nacieron las palabras crecieron los poetas cada niño era un nombre no un número sin alma en el corazón de La Maestra las madres agobiadas descifraron sus cuitas compartieron recetas cocinaron sus guisos enjugaron sus lágrimas al pie de La Maestra disfrutaba del mar de las flores del campo mas pensando en sus niños se metía en el bolsillo el paisaje y la luna y volvía a la escuela trayendo en sus historias las olas y los grillos el sol y las cometas cada graduación delataba a la madre palpitando en el pecho de Lico, La Maestra ver partir a sus hijos en busca de una estrella l...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor