Lamentar el fallecimiento de Amy Winehouse es no pensar en ella. Después de todo, en su caso la muerte es una liberación del infierno en el que vivía atrapada por propia voluntad. Muy adentro de ella habitaba esa niña buena que vive aún en el más confundido de los seres humanos. Ella se asomaba a sus ojos con mirada triste cuando estaba sobria. Con sus excesos, su maquillaje y su vestir desagradable y exagerado, pretendía protestar en contra de todo lo establecido pero sin un planteamiento lógico o coherente que permitiera el diálogo. Su canción “Rehab” prueba que pedía ayuda a gritos pero de manera equivocada. Cómo ayudarla entonces, si se metió en la celda y se tragó la llave del candado. Su canto era un castigo a todos porque en su inmadurez emocional no comprendía que muchos sufrieron como ella, y muchos sufrieron y sufren más que ella pero tuvieron la suficiente entereza o el apoyo oportuno, como para levantarse de sus desgracias, sacudirse el traje y caminar con dignidad en bu...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor