No tiene que ser el 8 de marzo, tiene que ser todos los días y en todas partes del mundo, en los rincones donde no entra la prensa, en las cuevas donde los hombres dominan y abusan sin piedad. Tiene que ser a plena luz del día, en las oficinas donde gobiernan los varones y las siervas de los hombres, en los parques, en las calles, en las casas donde el zángano vive a costillas del sacrificio femenino. Tiene que ser en todos los credos, en todos los idiomas y naciones. No tiene que ser el 8 de marzo, tiene que ser siempre, perdemos el tiempo en un día y luego nos sentamos a esperar al siguiente año, para en la misma fecha levantar la voz en forma romántica. Tiene que ser sin tregua, rompiendo cadenas, ululando sin miedo en la misma oreja del que no quiera escuchar, avanzando, llenando los espacios ocupados por los machos y las machistas. No tiene que ser el 8 de marzo, la historia de la mujer no es teatro de un día, es olvido de siempre. Es poder masculino. No es novela de moda, no es c...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor