nuestros cabellos largos retorcidos por el peso del polvo y del rechazo brillan bajo el relámpago del sol al despertar aunque el mundo se empeñe en ignorarnos danzando sobre nuestras sombras levantémonos esqueletos entrelazados surgiendo de edificios de cartón monstruos que aterrorizamos vigilantes sucios de la noche durmiendo uno sobre otro al parecer les damos asco recaderos de peste y pena candidatos a muerte rápida insolventes expulsados del paraíso de los afortunados pescando la lotería en un basurero de barrio hagamos sentir nuestro llanto! marionetas desahuciadas gritos de dolor clavados junto al templo elevemos montañas de estiércol plantemos nuestras raíces en huecos de miseria sobre la tierra prometida para que los árboles nazcan cansados para que los santos no encuentren sombra a nuestro lado protestemos! no aceptemos limosnas burdo engaño que nos extienden como a perros los transeúntes apurados nosotros sobras de desdén y olvido viajemos sin fin tumbo a tumbo calle a ...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor