Dagor, Alfredo Palacio Moreno y Lola Márquez Guayaquil es en el recuerdo un Malecón sin renovar, un Reloj Público esperando su hora estrella… Guayaquil es en la memoria, el río, el estero, las casitas del cerro, la Nueve de Octubre y el calor embriagador e inolvidable de los amigos y la familia. En 1994, el fabuloso escultor Alfredo Palacio Moreno, gloria del arte ecuatoriano y de América, recibió en el bar Barricaña, un homenaje por su brillante y fecunda trayectoria. De esa noche en la que la risa inolvidable del maestro alumbraba el evento, data esta foto, testimonio de admiración al "Chaval", más allá del tiempo y del espacio.
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor