Duerme debajo de puentes, amanece colgando del pico más alto de una montaña, vuela entre las alas de las mariposas, hilvana sueños de libertad entre los cuatro puntos cardinales del planeta. Habita todas las guerras, conoce todas las miserias. A la hora de amar, como si fuera un tango, pasa de la ternura a la pasión; es fuego entre las sábanas de letras. Llanto torrencial en primavera, sol canicular, vino que besa, vicio, confesiones sempiternas, pequeña habitación, flor en la tumba, libro en la mesa. Y cuando la noche llega, desciende al fondo del mar a descansar, convertida en sirena, ataviada en su traje de princesa. Es, la Poesía. (Dagor)
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor