es cierto que anoche/ la luna no rondaba mi ventana/ es cierto que el viento se había detenido/ que en pálido silencio/ las ramas de los árboles/ tiritaban/ pero es cierto también que por la madrugada/ llegaron como en coro las voces de las aves/ a darme serenata/ y al despuntar el alba/ majestuosa sorpresa/ me encontré con el sol que me abrazaba// (Dagor)
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor