CARTA ABIERTA A LOS DELINCUENTES QUE OFENDIERON LA BANDERA DE GUAYAQUIL Dicen por ahí que nadie ha protestado como se debe por la ofensa mayúscula de que fuera objeto nuestra bandera azul y blanco en manos de miserables asalariados, quienes nos han humillado públicamente en su plan sistemático y diabólico de control de Guayaquil, y repartición demagógica e irresponsable del territorio de nuestra provincia. Lo que no dicen y no reconocen los traidores que así se expresan, es que Guayaquil sí es de todos, porque en sus calles y plazas, en sus barrios populares o elegantes, hay una fanesca perfecta de granos multicolores, la de mejor olor, la de mejor sabor, en la que se mezclan a voluntad los sudores y los talentos, el sacrificio y la gloria de pertenecer a la más próspera, pujante, luchadora y hermosa de las ciudades del Ecuador, mestiza hasta el tuétano, en la que todos encuentran una oportunidad. Ciudad ejemplo de desarrollo a nivel mundial. Tampoco reconocen que al pisotear la bander...
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor