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Mostrando entradas de enero 7, 2013

CARLOS CALDERON CHICO

La verdad es que eras diferente, sin pelos en la lengua, a ratos rabioso pero manso como un niño al centro del corazón. Así te recuerdo. Me llamabas la atención por mi timidez y más de una vez me dijiste que de seguir así, no iba a poder disfrutar de los privilegios de la intelectualidad. Pero el mundo de los intelectuales es uno imaginario, te lo repetí incansablemente, y en esta noche en que sé que me lees, te lo digo una vez más. Es probable que ahora estemos de acuerdo. Te vas con los lentes puestos sobre los ojos del alma, empinando la nariz en busca de senderos que huelan a tinta añeja. En otra vida, debes haber sido un escribano de tiempos mejores tratando de recuperar manuscritos iluminados, de completar papiros inconclusos, porque de manera natural te auto declaraste Bibliotecario y cuidaste prolijamente cada obra en tus manos, pero no desvirtuaste el sentido esencial de la Bibliotecología, cual es el de la diseminación de la información bibliográfica. Te entregaste a la difus
A esos que esconden la mano para no compartir el pan del altruismo y del respeto a sus semejantes, a los que juzgan sin saber, sin escuchar; a los que transpiran egolatría y soberbia, que en plena Navidad cierran su puerta y dan la espalda a quienes la necesitan abierta; a aquellos que se blindan detrás de murallas para ignorar el dolor ajeno; a los enfermos de arrogancia y deslealtad, a ellos va dirigida nuestra compasión y nuestra esperanza de que superen su pequeñez, en esta noche de diciembre. © Dagor PVV
Si el trabajo de los intelectuales no sirve para mostrar caminos de libertad, si no está al servicio de la justicia y el bienestar de todos los seres humanos, su valor, es exiguo. La literatura, las artes en general, son credenciales de privilegio porque permiten propalar rumores de felicidad y de ternura, porque imitan la realidad confrontando lo negativo y lo positivo, porque aún en medio de un relato trágico y oscuro permiten el encuentro con la luz, porque muestran el lado amable de la más devastadora de las tormentas, porque convocan a la toma de consciencia, porque construyen puentes de cristales frágiles conectados directamente a los corazones de los espectadores para ponerlos en perspectiva. Pero la intelectualidad no es, no debe ser pasaporte a la arrogancia, al elitismo. Nada tan triste como el aislamiento, el casi destierro al que se consagran algunos escritores y artistas, convencidos de que son seres iluminados bajados del cielo con la verdad en la mano. La única verdad es
© Dagor Pvv

DESPIDIENDO EL 2012

Los saludos previos al año nuevo constituyen un acto de puntualidad. Al compartirlos, festejamos ciclos astrológicos y climatológicos reales que en efecto le viran la página al calendario de todos y cada uno de nosotros. Entonces, corro a la máquina luego de un larga jornada, a abrazarlos con la mejor de las sonrisas, la de la esperanza, en un día de extraordinaria importancia. Qué puedo añadir a la enorme lista de parabienes que reciben en estos días? Ustedes son parte de mi vida, de esta vida tecnificada a la fuerza en la que para bien o para mal, el suspiro del vecino se escucha más claro cuando vemos en su muro de Facebook un ay prolongado. Por este medio nos enteramos de las cosas personales de aquellos que no habíamos visto en cuatro o cinco décadas. Y lo raro es que todo ocurre de la forma más natural. Los problemas de estas personas se convierten en los nuestros. De pronto ya no podemos vivir sin ellas, y no me digan que no es cierto porque estarían faltando a la verdad. Ahora