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Mostrando entradas de mayo, 2018
Hoy salí a caminar calle abajo. El ruido primaveral de unas aves me atrajo y lo seguí. En un sendero distinto al que suelo recorrer, las encontré revoloteando en una fuente de agua, compartiendo su alegría. Al sentir mi cercanía, se levantaron en vuelo rápido. Huyeron. Seguramente se ubicaron entre los árboles frondosos a esperar que me retirara para volver a su algarabía. Me asomé a la fuente y vi mi rostro al fondo de la misma. Debo confesar que me detuve a contemplarme por un buen rato. En ese momento confirmé que mis días estaban contados. Me di la vuelta toda consternada, y para mi sorpresa, tropecé con los pájaros que habían retornado a decirme con su silencio que en realidad, todos tenemos los días contados. Ellos también. Las aves me miraron hondamente, solemnemente y se abrieron a mi paso graciosamente. Pero no fue hasta que estuve de nuevo en mi ruta cotidiana, que volví a escuchar su gorjeo maravilloso. Pisé con fuerza y emprendí el regreso a casa para abrazar a mis pl...
Así como no es posible apreciar la luz sin haber pasado por la obscuridad, tampoco es posible valorar la felicidad sin haber transitado por el dolor. Dagor A veces somos felices... pero no lo sabemos. Dagor
Se pasean a sus anchas entre las cuevas de mi alma y los arbustos del parque. Su rojura enciende mi mirada y su vuelo la apacigua. Son los cardenales de mis ansias que escriben versos apasionados al filo de mi cuaderno, al centro de mi pecho. Dagor