BARACK H. OBAMA firma el primer decreto asumiendo la Presidencia. Alrededor autoridades del Congreso. (foto tomada de Yahoo on line)
Foto tomada a la pantalla de TV por Dagor el 20 de Enero de 2009.
Torta de hielo para los comensales racistas! Foto tomada por Dagor en el patio de su casa el 20 de Enero de 2009.
DETALLES DEL CAMBIO DE MANDO
Con el paso de los años alguien me preguntará ”en dónde estabas tú el 20 de Enero de 2009, día en que Barack Obama juró como Presidente de Estados Unidos”? Y bueno, espero vivir para contarlo porque disfruté ese martes de uno de los días más felices de mi vida. Me pareció extraordinaria la imagen a la que pronto nos acostumbramos, el “Mall” repleto, aires de cambio radical que encontraron un aliado en el cielo, ya que mientras hasta en la playa de Virginia, en las Carolinas y Georgia, nevaba, en Washington hacía frío pero el cielo despejado, impecable, recibía a la muchedumbre como se lo merecía: con un sol resplandeciente. El frío no fue obstáculo para que ciudadanos octogenarios de ambos sexos, acudieran a pie a celebrar el triunfo de la resistencia negra en la persona del hoy Presidente Obama. El frío no fue obstáculo para que el sueño del Dr. Martin Luther King Jr. se cumpliera. El frío fue el cómplice de la ocasión que permitió un abrazo más intenso en el monumental despliegue de integración del que disfrutamos todos.
A este punto es menester aclarar que me abracé con los gatos (blanco y negro) y en la sala de mi hogar, ya que nadie más estaba en casa. La television hace barbaridades, pero "de cuando en vez" hace maravillas…Y me quedé contemplando la nieve durante los breves momentos de propaganda insoportable. El resto del tiempo me imaginaba opinando en todo, en el Congreso, dirigiendo la orquesta multiracial que ofreciera tan bella pieza en la ceremonia. Luego saltaba y me sentaba en las piernas de Barack para contagiarme un poco de su energía que parece no tener fin, mientras él ajeno a mi atrevimiento, escuchaba las oraciones. Era la única oportunidad de que Michelle no me viera ya que se mantenía con los ojos cerrados. Hasta me pasé al lado de Bill Clinton y le pedí un autógrafo, mas él muy suelto de huesos me propinó un beso en la mejilla cuando Hillary saludaba muy gentilmente con un encopetado invitado. En eso todos abrieron los ojos y justo alcancé a esfumarme ya que George Bush me miraba con sus ojos ratoniles, no sé si para pedirme la hora porque obviamente estaba desesperado por probar la nueva nave que le adjudicaron para su no triunfal retorno a Texas. Al pasar junto a Dick Cheney sólo él me podia ver ya que el bastón que portaba en realidad era un telescopio de muy alto alcance y resolución para tener vigilados a todos los asistentes y ausentes. Bueno, el bastón tenía múltiples usos, a mi me lo puso frente a los pies y me caí sin hacer ruido, ya que felizmente los fantasmas no pesan. Por un lado me hubiera gustado quedarme en ese estado, ser liviano es el sueño de cualquier ciudadano voluminoso. Al menos algo que agradecerle a Dickno Tracy. En el suelo me di cuenta de que no había dormido toda la noche por planear el viaje etéreo a Washington, asi es que me quedé dormida debajo del asiento de la madre de Michelle Obama. Fue entonces que me pude percatar de que la esposa del nuevo Vicepresidente tenía frío en la parte de las piernas que estaba fuera de las altas botas.
La verdad es que despúes del poema que leyó cierta dama, hasta empecé a roncar pero Sasha y Malia me despertaron porque necesitaban que yo saliera a la carrera, a traerles la lista de todos los perros disponiples para adopción, en los cincuenta estados de la nación americana y me mostraron un atajo por donde escapar del edificio y volverme a mezclar entre la muchedumbre.
Me gustan las niñas pero al menos eso deberíamos permitirles hacer en privacidad a los Obama: elegir una mascota!
De regreso, frente al televisor me comí casi la pechuga entera de un pavo que puse al horno para celebrar tan magnífico y trascendente suceso. Rematé con arroz y frijoles rojos acompañado con pan de maíz al más puro estilo de Nueva Orleáns.
Con tanta comida, obviamente que volví a dormirme mientras en el Congreso los legisladores brindaban el almuerzo a los Obama y compañía.
Las fotos no mienten, ya dormida yo, llegaron unas damas racistas a pedirme que apagara la televisión y las invitara a pasar a tomar el té. Las dirigí a la terraza con el cuento de que volvería con unos bocaditos ingleses y ahí quedaron las damas congeladas a su suerte, tal como las viejas prácticas crueles y despiadadas que permitieron la esclavitud, la segregación, la guerra civil, el abuso y la humillación a lo largo de los años. Cuando cerré la puerta del comedor con seguro para que ellas no se colaran siquiera con el pretexto de usar el tocador, en uno de los retratos de mi sala vi la figura de Abraham Lincoln guiñándome un ojo. Me froté los ojos para corroborar que no soñaba pero él había desaparecido. Obviamente, su lugar estaba en Washington, no en Carolina del Norte.
Lo mejor del día fue la noche, je je. Antes de que Michelle llegara a la Casa Blanca, mientras ella disfrutaba del desfile con su recién estrenado Presidente, me escabullí por la escalera de servicio y me puse el hermoso vestido de un solo tirante, el blanco de la noche triunfal. Volé por los pasillos, nadie me tomaba en cuenta, todos estaban ocupadísimos contando calcetines a prueba de balas, medias nylon de colores inusitados, pijamas de suegra, etc. Sasha y Malia recorrían la casa con la abuela. Coyuntura perfecta, me colé en una gran sala, fui bajando uno a uno los cuadros de los Presidentes y bailé cinco minutos con cada uno de ellos... Redoble de tambores, Señoras y Señores, "Damos y Caballeras", me quedo con Bill Clinton!
Volviendo a casa, ya despierta, no espero tener noticias de las damas de la terraza, les dedico solamente el título de una película “Lo que el viento se llevó”.
Aleluya.
© Patricia Velasquez de Mera
Raleigh, Enero 22, 2009
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