"EL PSIQUIATRA" Pastel y tinta china sobre cartulina por Patricia Velasquez de Mera, New Orleans, 1997
EL MANICOMIO Y LA PRENSA
entró al manicomio por la puerta grande
el día fue largo y breve
sintiéndose sol y nieve
ráfagas de ternura
le brotaban de los ojos
quería arrancarse la piel
para arropar a un demente
le cruzaban por la mente
mil escenas de pavor
disimulaba el terror
con sonrisa ratonil
apretando su reloj
en un hueco del mandil
llegó de mirón
pasaba raudo las salas
saludando a los pacientes
como en la televisión
la expresión de un enfermero
se le clavó en la memoria
como tatuaje en el cuello
le bajó por la garganta
quemando su corazón
lo que le queda de melena
brillaba como el espejo
bajo la única lámpara
en un lúgubre salón
pero no venía solo
las cámaras de un canal
perseguían cada escena
repasaban el guión
preparaban la función
un caracol nocturno
escapado de su concha
se le cruzó en el camino
le pidió la bendición
una mujer de la calle
orate por necesidad
ofreció darle su vida
a cambio de su amistad
por eso y otros tormentos
imposibles de tragar
salió trotando de retro
tropezando a los porteros
como ladrón o torero
finalmente llegó ileso
al automóvil en marcha
siempre sin mirar atrás
para no volver al cuento
de las estatuas de sal
de regreso a casa
las paredes lo seguían
el piano lo arrinconó
tocando la sinfonía
de la desesperación
la noche escaló su pecho
el tiempo lo traicionó
el dolor ajeno
amaneció en su lecho
ayer su universo cambió
hoy sabe
o al menos dice que sabe
a ciencia cierta and forever
que las leyes de los hombres
se basan en el acuerdo
de brindar seguridad
sólo a los iluminados
por herencia o por pecado
los demás los desahuciados
los giles y los loquitos
carecen de voluntad
o si la tienen no importa
se la arrebatan a palos
dice que la cruel visita
le cambió la perspectiva
y su concepto de “malo”
que es una burla el derecho
cual amor en Noche Buena
que la libertad de todos
es privilegio de pocos
que aquellos que llamamos locos
en el fondo de su abismo
siempre tienen la razón
filósofo de alta alcurnia
llora en público sin tregua
pero le importa una legua
olvidar tanta miseria
cuando empieza su actuación
las voces de los internos
se repiten imparables
en un tono de obsesión
las manos de una orate
que no lo quería soltar
aún palpitan tibias
a punto de estrangular
hoy planea buscar afecto
repartiendo afecto
buscar justicia
acusándose del mal
buscar paz para los demás
en el corazón de su propia guerra
buscar ternura
en su propia soledad
hoy volverá al hospital
romperá cadenas
abrirá puertas
pateará recetas
firmará el alta
para los desquiciados
encerrará psiquiatras
se volverá loco
aprenderá a amar
simplemente por amar
despertará sudado
cuerdo
montado en el viento
apurando un café
volará al canal
rodará el reportaje
firmará su propia boleta
de libertad condicional
con sonrisa de bacán
© Patricia Velásquez de Mera
Comentarios