La niñez es un soplo de inocencia y energía. Como resultado de ello, en la adolescencia nos convertimos en una especie de motocicleta corriendo a altas velocidades, muchas veces sin saber a dónde vamos. Al llegar a la juventud parqueamos la moto y nos introducimos en un laboratorio de ideales. En menos de lo que canta un gallo, se aparece “la madurez”, misma que debe ser opcional, ya que algunos optan por ella mientras otros no se interesan en alcanzarla. Finalmente, aunque insistamos en saltarnos la madurez, arribamos a la vejez, suma de todo lo vivido, prolongada exhalación de sabiduría. El viejo es capaz de caminar sin bastón y casi a ciegas, puede disfrutar de un baile sin un ay aunque cargue todas las enfermedades acumuladas en su cuerpo, y logra guardar silencio en medio de ruidos, superficialidades, atropellos, injusticias y abandono. El viejo busca el horizonte con gracia y su palabra casi siempre es una sentencia, se aleja sin prisas pero al hacerlo ya no piensa en él, desea que los que irremediablemente le seguimos, aprendamos de sus experiencias…
(c) Dagor PVV
Hace un cuarto de siglo Eddie Chiang Espinoza ya estaba cantando… Empezó a hacerlo hace cincuenta años, en el vientre materno. La adolescencia lo sorprendió abrazado apasionadamente a una guitarra. Una de las voces más exquisitas de la música popular en el Ecuador, Eddie se compenetró con su destino de cantante desde muy joven, comprendió que la tarea no sería fácil pero sería hermosa, supo que con su voz podía encarnar al poeta, al compositor y aportar con su interpretación impecable para formar un trío de un sólo hombre, una amalgama de técnica, ternura y pasión con la cual llegaría a tocar el alma de todo el que haya tenido el privilegio de escucharlo. El título de su primer long play "INTIMIDAD" sin duda marcó su trayectoria Su canto es siempre íntimo, se le hace fácil llegar por el oído al corazón del público. Su voz fluye naturalmente, como cuando el pintor se para frente al lienzo y las imágenes empiezan a plasmarse solas, a cobrar sentido, a tener una razón de ser s...
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