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Muchos piensan que la violencia se divide en dos, la real y la ficticia. Millones se divierten a diario leyendo libros de mentes sanguinarias, o se deleitan en la contemplación de películas diabólicas. Los grandes ídolos de barro son esos productores y directores de cine, a quienes les hemos llenado los bolsillos de poder y dinero por atacarnos sin tregua con sus historias torcidas, cuyo desenlace siempre tiene que ver más con la fuerza que con la razón. Uno de los primeros regalos que recibe un hijo varón es una pistola de juguete. Hay tantos que creen que una guerra, cualquier guerra, con el pretexto que fuere, es justa y hasta necesaria. Nos hemos acostumbrado a desayunar, almorzar y cenar con el sonido ensordecedor de matanzas y explosiones, que la televisión nos brinda al granel. Qué caro está pagando el hombre estos errores. Con qué ejemplo y con qué derecho podemos enseñarles a nuestros hijos y nietos la palabra paz? Si nunca la hemos entendido, si languidece, si cae en desuso día a día, al calor de la indiferencia y la complicidad del género humano. © Dagor PVV

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8002 SYCAMORE

(Foto: "La Laguna" por Patricia Velasquez de Mera. New Orleans, 1998) 8002 Sycamore Llegó apurado, frotándose las manos. Apretaba el periódico del día bajo su brazo izquierdo. En la mano derecha, como de costumbre, llevaba un pan empacado en papel de cera. Hacía frío, pero también como de costumbre, no llevaba calcetines y sus canillas blancas como la nieve relampagueaban entre los mocasines y el pantalón. Depositó el pan sobre la mesa y se sentó de espaldas al salón, frotando sus manos una contra la otra por largo rato. Little Watch (relojito) apareció de algún rincón y moviendo la cola se le pegó a la pierna con familiaridad hasta que se escuchó el grito: Maldita sea! Ya me pasaste el puñado de pulgas. Se levantó agitado, abrió la puerta y Little Watch salió pitando por ella. Volvió sobre sus talones y se dirigió a la chimenea, prendió el fuego sin sacarse el abrigo y se metió en la cocina. Mientras pasaba café leía con interés el diario y tomaba con placer -como si aquello

A Punto de Llorar.

 las voces del tiempo  pululan por mis sienes como si fuera invierno en plena primavera del siglo XXI ahora cuando sueño el viento se detiene sin ruido en la garganta se anuda como puede para no sollozar cuando elevo las manos mariposas cansadas pálidas resecas en contraluz se agitan como pañuelos viejos a punto de volar Dagor

NADA SOY

nada soy  o soy tan poco  como una maceta discreta  que olvidada y solitaria  observa desde la ventana  los transeúntes que pasan  apenas soy en mi estancia  la esquina fortuita de una casa  ubicada en cualquier manzana  poeta desencantada  tomando notas  fotografiando sonrisas con las pupilas cansadas  para poder reflejarlas  entre los versos del alba mientras los zapatos sangran  por calles imaginarias  largas calles no empedradas  plagadas de dolor  de desesperanza  eso soy  o no soy nada  una huida permanente  un paso en el andén constantemente  un atardecer lleno de nubes  sobre la playa de los indolentes  nada soy  o soy tan poco  transparente anacoreta  pintando sobre muros invisibles  los rostros de otros bardos  que no calzan en las listas repetidas  en las alfombras purpúreas  de los mercaderes de la humanidad Dagor  Abril 25, 2023