Me lo contó con la suavidad que le caracteriza. Cuidadosamente hilvanaba cada palabra con la siguiente: “El sol me seguía mientras avanzaba camino arriba por la carretera de Les Alpes Maritimes. Siempre habrá magia entre las montañas, el sol y yo, por eso, la felicidad que me embargaba ese día, no era nueva. Las casitas en fila se empinaban alegres sobre el paisaje lejano, hasta que llegué al pueblo y pude apreciar de cerca su belleza. Parecían cajitas musicales a punto de abrirse. Había cientos de carros parqueados en ambos lados de la vía. Avancé en la dirección del instinto y cuando viré por una callecita, allí estaban todos. El pueblo entero se había volcado sobre una feria de alimentos y chucherías. La iglesia resplandecía con sus puertas abiertas, los colores de las carpas de los comerciantes bailaban ante mis ojos, las risas de hombres y mujeres contaban historias, las mejillas rosadas de los chiquillos correteaban sin parar alrededor de mi corazón; todo hablaba de una esplendorosa mañana de domingo. Seguí rodando lentamente hasta detenerme en el espacio que me esperaba. Abrí la ventana y allí estabas tú… El olor a romero, a flor de lavanda, a fruta fresca, me invadió los sentidos, trajo a mi memoria el aroma inconfundible de tus cabellos. Qué ganas de abrazarte en ese instante. Caminé despacio entre los compradores y encontré una baratija para ponerla en tus manos a mi regreso…”. (Dagor)
Hace un cuarto de siglo Eddie Chiang Espinoza ya estaba cantando… Empezó a hacerlo hace cincuenta años, en el vientre materno. La adolescencia lo sorprendió abrazado apasionadamente a una guitarra. Una de las voces más exquisitas de la música popular en el Ecuador, Eddie se compenetró con su destino de cantante desde muy joven, comprendió que la tarea no sería fácil pero sería hermosa, supo que con su voz podía encarnar al poeta, al compositor y aportar con su interpretación impecable para formar un trío de un sólo hombre, una amalgama de técnica, ternura y pasión con la cual llegaría a tocar el alma de todo el que haya tenido el privilegio de escucharlo. El título de su primer long play "INTIMIDAD" sin duda marcó su trayectoria Su canto es siempre íntimo, se le hace fácil llegar por el oído al corazón del público. Su voz fluye naturalmente, como cuando el pintor se para frente al lienzo y las imágenes empiezan a plasmarse solas, a cobrar sentido, a tener una razón de ser s...
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