yo llevo una perla colgada en el pecho/
en ella se miran cual si fuera espejo/
las calles alegres de mi gran ciudad/
en ella pernoctan grillos callejeros/
doncellas antiguas, aves y sirenas/
que atizan su fuego de brillo inmortal/
en noches de luna la perla se enciende/
se asoman al vuelo románticas musas/
que abrazan mi verso y me hacen soñar/
yo guardo una perla tallada en el alma/
en ella se escuchan guitarras añejas/
repitiendo quedo los cantos del mar/
en ella recorre Guayaquil su historia/
despiertan heroicas las gestas insignes/
las voces valientes de la libertad/
en tardes de lluvia la perla entristece/
sus ojos morenos depositan lágrima/s/
sobre la nostalgia de mi soledad
© Dagor PVV
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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