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CARTA A EMILY Y ELIZABETH EN SU PRIMER CUMPLEAÑOS

Hoy celebran su primer cumpleaños mis amadas nietas, Emily y Elizabeth, mis mellizas maravillosas. Ellas, que han traído ilusión, que han renovado nuestra fe y nos han bordado con su risa y su ternura cada día del 2012, se han convertido en un jardín multicolor de 365 flores inocentes y alegres. Esta mañana de febrero, muchos recuerdos se agolpan en mi mente y mi corazón, la primera vez que vi sus ojitos, sus naricitas como botones frescos a punto de olfatear todo lo bueno que trae la vida, sus manitas suaves y diminutas listas para acariciar y dar. Cómo olvidar la primera noche en que tuve el privilegio de velar sus sueños. Deseo para ellas una vida plena de salud y bienestar. Espero que un día se conviertan en mujeres justas, luchadoras, defensoras de la paz entre sus semejantes, que persigan la libertad y la igualdad de género sin caer en los extremos, que practiquen el bien sin importar las consecuencias, que no le teman a la fuerza arrolladora y perversa de la mentira y de la envidia, que sepan transmitir sus ideas con creatividad y siempre en favor de todos. Deseo que comprendan algo que le ha dado forma a mi existencia: El bienestar personal nace del bienestar general! Deseo para ellas que sepan construir sus anhelos sin afectar las ilusiones ajenas, que amen y sean amadas en la misma medida, que por alimento tomen cada mañana un poco de luz de sus ventanas y la repartan con el prójimo. Deseo que ejerciten la virtud de la lealtad a toda prueba. Deseo que comprendan que la arrogancia es, de todos los defectos del ser humano, el que lo vuelve más insignificante. Por supuesto que todo esto tiene que esperar, ahora es tiempo de aprender jugando, de pedir llorando, de apretar los dientes cuando se enfrenten a un alimento de sabor desagradable. Es tiempo de reír a carcajadas, de aprender a decir miau para atraer a Dini, de observar extasiadas el vuelo de un insecto y de remontarse al cielo con cada paso de un ave. Es tiempo de jugar con el sol, de descubrir el mar, las montañas, de aprender a caminar con pasos firmes, de correr la una al encuentro de la otra y fundirse en estrecho abrazo. Es tiempo de enamorarse del soccer y del fútbol para que su padre tenga público en cada partido. Al cerrar esta cartita, en realidad la dejo abierta porque son ellas quienes de ahora en adelante escribirán con sus actos cada nuevo capítulo de la misma. Con humildad, le pido a Dios salud y bienestar para mis nietas, le ruego que conserve a su familia unida y que les enseñe a ser fuertes ante las adversidades y a disfrutar con humildad de sus éxitos. Salud Emily y Elizabeth, salud Roberto y Sara, es tiempo de ser felices y de descubrir juntos todas las sorpresas, que merecidamente, les promete la vida. Con infinito amor, ABU (Dagor)

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