el pájaro carpintero va llegando/
cargado con su pico y con su pala/
suspira mi soledad ilusionada/
el manzano se puebla poco a poco/
las arañas se meten en las casas/
los campos se levantan/
los cardenales alegres/
derraman hermosura y esperanza///
el cristal de mi ventana toma fotos/
de todos los jardines y los techos/
corretean las risas en mi barrio/
en medio de los árboles las voces/
tejen nidos de amor con mermelada/
transcurre el sol con su candente noria/
preludio de otro marzo en mi libreta/
promesa de abril en cada historia///
las trompetas de los lirios se desatan/
en una sinfonía de colores/
el invierno va muriendo lentamente/
llora en su funeral la primavera/
ya vuelven a empinarse entre las hojas/
los cantos de los grillos y magnolias/
los colibríes se abrazan/
y yo/
metida en una lágrima/
veo el tiempo pasar como el helecho/
que habita en las arrugas de mi alma///
© Dagor
(Foto: "La Laguna" por Patricia Velasquez de Mera. New Orleans, 1998) 8002 Sycamore Llegó apurado, frotándose las manos. Apretaba el periódico del día bajo su brazo izquierdo. En la mano derecha, como de costumbre, llevaba un pan empacado en papel de cera. Hacía frío, pero también como de costumbre, no llevaba calcetines y sus canillas blancas como la nieve relampagueaban entre los mocasines y el pantalón. Depositó el pan sobre la mesa y se sentó de espaldas al salón, frotando sus manos una contra la otra por largo rato. Little Watch (relojito) apareció de algún rincón y moviendo la cola se le pegó a la pierna con familiaridad hasta que se escuchó el grito: Maldita sea! Ya me pasaste el puñado de pulgas. Se levantó agitado, abrió la puerta y Little Watch salió pitando por ella. Volvió sobre sus talones y se dirigió a la chimenea, prendió el fuego sin sacarse el abrigo y se metió en la cocina. Mientras pasaba café leía con interés el diario y tomaba con placer -como si aquello
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