Detrás de la catarsis de la vida, se esconde el universo de los sueños. Buscamos encontrar en las estrellas un canto de cristal desde La Tierra, como un eco que inunde con su música el planeta. Y cuando llega el fin de la jornada que llamamos vida, despojados del peso de los huesos, soltamos las amarras y partimos en busca de esa meta, de esa voz celestial, orilla prometida, oráculo sin tiempo…
Anhelo para ti un viaje placentero, mirando desde lejos las luces del mundo, desde otra perspectiva, descomunal, infinita. Confundiéndote con los astros hasta desaparecer con tu alma cargada de amor y de humildad, en brazos de tu destino universal, por los siglos de los siglos.
El resto, ya no importa…
© Dagor
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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