La tristeza es la mitad de la vida, pero lo importante es no quedarse a habitar en ella. Crecer es aceptar y aprender a manejar ese vaivén permanente entre lo positivo y lo negativo. En el balance, encontramos que en tiempos difíciles acumulamos la fortaleza que nos hará producir mucho más que en épocas fáciles, porque cuando todo es factible, poco creamos. Lo fácil –valga la redundancia- es el resultado de lo que se ha sudado antes. Es en la soledad, en el dolor, en los aprietos, en donde uno descubre luz y la comparte, a voluntad o no, porque la luz no se puede esconder. Y para todo el mundo es igual, sea cual fuere nuestra actividad. (Dagor)
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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