Una ciudad que te ha cobijado, es una amiga inolvidable que siempre sonará como cuerda de guitarra entre las venas de tu corazón. Te dejará sus ríos en el recuerdo por si una tarde la vida te hace llorar. Te pintará en la memoria el color de sus calles, las voces de su gente, sus mañanas soleadas y sus noches de estrellas. Te hará soñar con el retorno, aunque nunca vuelvas. Vivirá en ti como tú viviste en ella.
Dagor PVV
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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