entre mi musa y mi pluma/
hay dos puertos
que visito a diario/
el uno es un poema con alas/
el otro es una casa ermitaña
de ventanas lacónicas
y paredes de papel//
en ellas navego
por mundos prohibidos
de cielos abiertos/
recorro desiertos
tallados por siglos
en las soledades de mi corazón//
mi casa de letras
es un velero al pie del muelle/
un himno al silencio
guardado entre muros
cubiertos de hiedra
como esta canción//
mi barrio bohemio
es un bosque helado/
un bardo desolado
caminando en contravía
con el pecho apretado//
y mi esperanza?/
mi esperanza es un paisaje imaginario/
una línea virtual que nunca va de prisa
porque no tiene principio ni final//
© Dagor
(Foto: "La Laguna" por Patricia Velasquez de Mera. New Orleans, 1998) 8002 Sycamore Llegó apurado, frotándose las manos. Apretaba el periódico del día bajo su brazo izquierdo. En la mano derecha, como de costumbre, llevaba un pan empacado en papel de cera. Hacía frío, pero también como de costumbre, no llevaba calcetines y sus canillas blancas como la nieve relampagueaban entre los mocasines y el pantalón. Depositó el pan sobre la mesa y se sentó de espaldas al salón, frotando sus manos una contra la otra por largo rato. Little Watch (relojito) apareció de algún rincón y moviendo la cola se le pegó a la pierna con familiaridad hasta que se escuchó el grito: Maldita sea! Ya me pasaste el puñado de pulgas. Se levantó agitado, abrió la puerta y Little Watch salió pitando por ella. Volvió sobre sus talones y se dirigió a la chimenea, prendió el fuego sin sacarse el abrigo y se metió en la cocina. Mientras pasaba café leía con interés el diario y tomaba con placer -como si aquello
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