entre mi musa y mi pluma/
hay dos puertos
que visito a diario/
el uno es un poema con alas/
el otro es una casa ermitaña
de ventanas lacónicas
y paredes de papel//
en ellas navego
por mundos prohibidos
de cielos abiertos/
recorro desiertos
tallados por siglos
en las soledades de mi corazón//
mi casa de letras
es un velero al pie del muelle/
un himno al silencio
guardado entre muros
cubiertos de hiedra
como esta canción//
mi barrio bohemio
es un bosque helado/
un bardo desolado
caminando en contravía
con el pecho apretado//
y mi esperanza?/
mi esperanza es un paisaje imaginario/
una línea virtual que nunca va de prisa
porque no tiene principio ni final//
© Dagor
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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