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DESPIDIENDO EL 2012

Los saludos previos al año nuevo constituyen un acto de puntualidad. Al compartirlos, festejamos ciclos astrológicos y climatológicos reales que en efecto le viran la página al calendario de todos y cada uno de nosotros. Entonces, corro a la máquina luego de un larga jornada, a abrazarlos con la mejor de las sonrisas, la de la esperanza, en un día de extraordinaria importancia. Qué puedo añadir a la enorme lista de parabienes que reciben en estos días? Ustedes son parte de mi vida, de esta vida tecnificada a la fuerza en la que para bien o para mal, el suspiro del vecino se escucha más claro cuando vemos en su muro de Facebook un ay prolongado. Por este medio nos enteramos de las cosas personales de aquellos que no habíamos visto en cuatro o cinco décadas. Y lo raro es que todo ocurre de la forma más natural. Los problemas de estas personas se convierten en los nuestros. De pronto ya no podemos vivir sin ellas, y no me digan que no es cierto porque estarían faltando a la verdad. Ahora sabemos cuántos perros hay en la casa de la niña de trenzas con la que asistimos a la misma preparatoria y qué recibieron los canes como regalo en la última navidad. Es más, una buena porción de nuestro archivo de fotos familiares, lo ocupan desde hace tiempo, las fotos en diferentes poses, de dichos animales. Y algo que nos hubiera parecido de locos o de ociosos, ahora no nos perdemos un cumpleaños, podemos asistir a diez el mismo día, sin necesidad de movernos de nuestra casa o lugar de trabajo. El milagro de los foros cibernéticos es la convocatoria más exitosa a la que haya asistido la raza humana a lo largo de su historia, una que supera las barreras del idioma y que nos acerca sin tregua, que nos hace entender, al fin, que el cerebro humano es uno! Que la vida es una! Desde esta ventana de incalculable energía, que a veces pareciera sudar o estar a punto de romperse de tanta actividad mental compartida, desde este rincón que creo mío pero que es tan de todos, les auguro salud porque sin ella, la verdad es que no podremos seguir aupándonos los unos a los otros, aunque sea para contar chismes, copiar recetas de cocina, filosofar, repetir frases hechas, descubrir las pecas que le brotaron a la compañera de la infancia en los últimos cincuenta años, pero sobre todo no podremos seguir orando con convicción por un mundo más justo y menos violento. A esos ojos especiales, atentos, generosos, con los que me cito a ciegas en esta ventana imaginaria, a todas esas pupilas cuya luz es como la de los míos, mero reflejo generoso del sol, les mando un abrazo lleno de optimismo y de fe, que les llegue al corazón y les dure en el 2013 y siempre! Patricia Velásquez de Mera

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