Abril 30, 2013
Entre los jardines que circundan mi corazón, se quedó a vivir tu sonrisa inolvidable. Aprendí mucho de tus manos que todo lo sembraron para que otros cosecharan. Pocos comprendieron tu generosidad, ahora es claro, las llevabas vacías para poder abrazarte a Dios sin impedimentos. Mujer de ojos verdes como la más bella de las campiñas, todos los recuerdos que dejaste, son lecciones que alumbran el camino de la familia que tanto amaste. Hoy, luego de treinta días de tu vuelo sideral, voy a plantar un árbol en tu nombre, voy a escribirte un poema y cantaré tu canción para que me escuches desde tu nube invisible. Juntas, vamos a celebrar tu libertad infinita…
© Dagor
Las voces del viento abrazan tu silencio, Madre. Tus plantas languidecen porque son prolongación de los dedos de tus manos y de tu ternura. Los retratos de los abuelos no disimulan su alegría ante tu llegada al cielo, que ellos ya habitaban. Un vehículo amarillo esperaba en silencio en el umbral del hastío para transportarte en marcha triunfal hacia la cima de la libertad. Tu nave con el escudo del Barcelona, no tuvo más luces que las estrictamente necesarias, las suficientes para no perderse entre las nubes de la atmósfera en el camino a la eternidad, porque de tu sencillez, no cabía esperar faros halógenos que pretendieran competir con las estrellas. Te has ido en mayo, mes de la Virgen a la que tanto amaste y bajo cuyo manto te cobijaste en momentos de duda y de dolor. Ojalá fuera posible que cambiaras de parecer y retornaras a seguir gozando del amor incondicional de Muñeca, tu lazarillo, tu perrita fiel, y para poder nosotros regodearnos en el privilegio sin par de escuchar tus ...
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