Mayo 9, 2013//
MI MADRE Y YO//
te he visto temblar con mis versos/
sollozar sin lágrimas mirando a lo lejos/
levantarte a tiempo por un vaso de agua
y volver a tu asiento/
con esa dignidad apasionada
con la que rubricas todos tus silencios//
caminas lento apoyada en tu bastón/
te pesan el tiempo y la voz del corazón//
Madre/
no sé cuándo te abrace nuevamente/
se fue otra primavera/
ya partió el invierno/
llovió y llovió sin tregua sobre el puente
que une y que dilata nuestro encuentro//
en ratos de tristeza te desdoblas/
te metes en mi pecho y me consuelas/
en horas de alegría me desdoblo yo
para compartir contigo el privilegio//
te cuento que desde mi ventana
escucho cardenales que me llaman/
las flores no me ocultan su sentir/
los árboles me bailan/
y yo quiero ofrecerte esa belleza/
ese altar de la naturaleza/
en esta carta imaginaria//
para mitigar aunque sea un poquito
la triste realidad de nuestra ausencia//
bordo con mis sueños un pañuelo/
blanco como la bandera que nos ata/
nostálgico como tu mirada/
transparente como nuestro anhelo/
infinito como la esperanza//
porque en el templo de mi memoria/
siempre serás repicar de campanas/
Yolanda//
Madre de mi cuerpo y de mi alma…//
© Dagor
(Foto: "La Laguna" por Patricia Velasquez de Mera. New Orleans, 1998) 8002 Sycamore Llegó apurado, frotándose las manos. Apretaba el periódico del día bajo su brazo izquierdo. En la mano derecha, como de costumbre, llevaba un pan empacado en papel de cera. Hacía frío, pero también como de costumbre, no llevaba calcetines y sus canillas blancas como la nieve relampagueaban entre los mocasines y el pantalón. Depositó el pan sobre la mesa y se sentó de espaldas al salón, frotando sus manos una contra la otra por largo rato. Little Watch (relojito) apareció de algún rincón y moviendo la cola se le pegó a la pierna con familiaridad hasta que se escuchó el grito: Maldita sea! Ya me pasaste el puñado de pulgas. Se levantó agitado, abrió la puerta y Little Watch salió pitando por ella. Volvió sobre sus talones y se dirigió a la chimenea, prendió el fuego sin sacarse el abrigo y se metió en la cocina. Mientras pasaba café leía con interés el diario y tomaba con placer -como si aquello
Comentarios