Ir al contenido principal

LA RESPONSABILIDAD DE UN ESCRITOR

Si un escritor no sirve como lazo para que una sociedad se reconcilie, si utiliza el verbo buscando ganancias a nivel personal, si aprendió a dividir pero no a sumar y se proyecta como tal en su obra, si lo que dice no se parece a lo que hace, si lo suyo es un dialelo de vanidad, debe abandonar el uso de la poderosa herramienta de la palabra, hacer mutis por todos los foros y proclamar con el silencio, que ha fracasado. Porque la palabra es un hilo transmisor, una cuerda que ata a la humanidad, no es una soga que se lleva el viento a un solo molino.
Hay que firmar cada línea que escribimos como si fuera el documento que puede salvar una vida de la desidia, de la desigualdad, del deshonor, de la tristeza, de la mentira, de la deslealtad, del abandono, de la soledad, de la tiranía, del esplín, de la miseria. Porque una vida rescata otra, y otra, y otra más. Así, un escritor es como una semilla que reparte el verbo con un par de ojos y estos con otro par, y otro par. 
La palabra tiene la facultad de remover tiranos de los asientos de poder, tiene el privilegio de hacer brotar lágrimas de amor en un lector que pensaba que su pecho era metálico y su destino una isla perdida en la inmensidad del mar. Con unas cuantas palabras un escritor puede despertar esa flor que un transeúnte acaba de pisar sin darse cuenta.
Hay que rubricar sin pestañear lo que pregonamos a veces con temor y hasta con terror, para levantarles el ánimo a aquellos que creen haberlo perdido todo. Hay que llorar mientras escribimos con convicción, transmitir el sentimiento sin restricciones, dejar volar las ideas hasta que aterricen en el lago de lágrimas y darle la mano al náufrago que se ahoga en su propia tristeza. Eso es la palabra, una responsabilidad social, un rescate permanente de la esperanza. La esperanza, ese monstruo, ese mito que nos mantiene vivos. Hay que sentir las manos de todos cuando dibujamos palabras sobre el papel o el teclado. 
Hay que vivir para escribir, no escribir para vivir.
Dagor

Comentarios

Entradas populares de este blog

EDDIE CHIANG

Hace un cuarto de siglo Eddie Chiang Espinoza ya estaba cantando… Empezó a hacerlo hace cincuenta años, en el vientre materno. La adolescencia lo sorprendió abrazado apasionadamente a una guitarra. Una de las voces más exquisitas de la música popular en el Ecuador, Eddie se compenetró con su destino de cantante desde muy joven, comprendió que la tarea no sería fácil pero sería hermosa, supo que con su voz podía encarnar al poeta, al compositor y aportar con su interpretación impecable para formar un trío de un sólo hombre, una amalgama de técnica, ternura y pasión con la cual llegaría a tocar el alma de todo el que haya tenido el privilegio de escucharlo. El título de su primer long play "INTIMIDAD" sin duda marcó su trayectoria Su canto es siempre íntimo, se le hace fácil llegar por el oído al corazón del público. Su voz fluye naturalmente, como cuando el pintor se para frente al lienzo y las imágenes empiezan a plasmarse solas, a cobrar sentido, a tener una razón de ser s...

8002 SYCAMORE

(Foto: "La Laguna" por Patricia Velasquez de Mera. New Orleans, 1998) 8002 Sycamore Llegó apurado, frotándose las manos. Apretaba el periódico del día bajo su brazo izquierdo. En la mano derecha, como de costumbre, llevaba un pan empacado en papel de cera. Hacía frío, pero también como de costumbre, no llevaba calcetines y sus canillas blancas como la nieve relampagueaban entre los mocasines y el pantalón. Depositó el pan sobre la mesa y se sentó de espaldas al salón, frotando sus manos una contra la otra por largo rato. Little Watch (relojito) apareció de algún rincón y moviendo la cola se le pegó a la pierna con familiaridad hasta que se escuchó el grito: Maldita sea! Ya me pasaste el puñado de pulgas. Se levantó agitado, abrió la puerta y Little Watch salió pitando por ella. Volvió sobre sus talones y se dirigió a la chimenea, prendió el fuego sin sacarse el abrigo y se metió en la cocina. Mientras pasaba café leía con interés el diario y tomaba con placer -como si aquello...

Quito

Quito trinchera de luz desde los gélidos pechos  de tus volcanes dormidos desde los parques alegres de tu casco colonial eres Quito señorial la capitana de todas las ciudades que enarbolan el escudo nacional Quito soberana cita andina  donde el humano camina entre política y sal entre el granizo y la gloria de una infatigable historia en pos de la libertad Quito cajita de música  con vestido de española añorando serenatas de romántico pasado entre ponchos de colores canelazos y poetas que brindan por tus nevados de pie en la mitad del mundo patrimonio cultural estás Quito monumental florecida e ingeniosa  jugando a la arquitectura uniendo el ayer y el hoy bajo la venia de Dios en tu cara reflejado Dagor 1988