He vuelto a merodear el barrio de mi cuaderno, solitario empedernido que me enamora risueño con sus páginas marchitas pero siempre florecidas como ventanas de cuento. He regresado al rincón en donde sueño, en donde ninguna ley me limita el pensamiento. He vuelto a gritarle al espejo a manera de ensayo, que no voy a permitir que me opriman los arrestos. He vuelto por tu ternura, por el eco de tu voz en mi amuleto. He vuelto a compartir contigo este momento supremo, en el que camina el verso como luciérnaga en velo, a punto de encontrar un hueco para volar y volar, sin miedo, sin tiempo, hasta escribir en el cielo la palabra libertad! © Dagor
No es el hombre por hombre superior más que a la sombra de sus propios pasos, muchas veces el hombre es un payaso que ríe entre sus ganas de llorar. No es el hombre el señor del universo, sólo es grano de arena en playa vieja, sólo es hueso fugaz, tímida queja que aprende lentamente a caminar. No es el hombre inmortal, no es dios ni es vino, el hombre es el camino, no es el norte, invitado temporal del horizonte, lluvia breve, libertad por alcanzar. Dagor